Cuando pensamos en crear una marca, además de la idea que la sustenta, de la actividad a la que se va a dedicar, o su propia personalidad, tenemos que dar el paso imprescindible de darle un nombre. Es muy necesario cuidar este proceso (más de lo que a veces suponemos), para así conseguir un nombre de marca adecuado. A las técnicas y procesos con los que llevamos a cabo esta tarea, se le denomina "Naming".
En definitiva, el proceso del "Naming" se podría resumir en que es la creación del nombre de una marca. Algo que no tiene nombre o no puede ser nombrado, es como si no existiera; pero en este caso hay que ir mucho más allá: porque el naming debe ir acompañado de una identidad de marca, una personalidad que nosotros también hemos de construir.
El nombre de nuestra marca será, al fin y al cabo, el pilar que sustente toda nuestra actividad, nuestras comunicaciones corporativas, publicitarias, etc. Se trata de un valor fundamental de la marca, pues acabará convirtiéndose en el "mensaje" más repetido de todos. Leído, pronunciado, impreso en packaging y publicidad, implantado en nuestras creatividades... estará necesariamente en todas partes.
Esto es marketing. Somos el producto, y hay que venderse.
Así da comienzo a sus clases de "Venta personal" Laura Chica, Psicóloga y especialista en selección de personal. Frente a la concepción tradicional de centrar la orientación profesional en la siempre típica elaboración del CV, cartas de presentación y guía de búsqueda de empleo, ella propone centrar la búsqueda de empleo desde el propio Yo.
Preguntas como ¿Quién soy? ¿Cómo soy? ¿Dónde quiero llegar? ¿Qué puedo ofrecer yo que no tengan los demás? ¿Cómo puede la empresa enriquecerse conmigo?
Siguiendo con esta analogía de marketing, pasamos a analizar las famosas "4-Ps":