Cuando pensamos en crear una marca, además de la idea que la sustenta, de la actividad a la que se va a dedicar, o su propia personalidad, tenemos que dar el paso imprescindible de darle un nombre. Es muy necesario cuidar este proceso (más de lo que a veces suponemos), para así conseguir un nombre de marca adecuado. A las técnicas y procesos con los que llevamos a cabo esta tarea, se le denomina "Naming".
En definitiva, el proceso del "Naming" se podría resumir en que es la creación del nombre de una marca. Algo que no tiene nombre o no puede ser nombrado, es como si no existiera; pero en este caso hay que ir mucho más allá: porque el naming debe ir acompañado de una identidad de marca, una personalidad que nosotros también hemos de construir.
El nombre de nuestra marca será, al fin y al cabo, el pilar que sustente toda nuestra actividad, nuestras comunicaciones corporativas, publicitarias, etc. Se trata de un valor fundamental de la marca, pues acabará convirtiéndose en el "mensaje" más repetido de todos. Leído, pronunciado, impreso en packaging y publicidad, implantado en nuestras creatividades... estará necesariamente en todas partes.
Esta mañana leía en el periódico como un taxista de Madrid utilizaba su blackberry para contactar con sus clientes a través detwitter con lo que conseguía negociar precios para llevar a alguien a otra provincia, fijaba la hora y el punto de recogida e informaba sobre restaurantes o lugares de ocio en Madrid, todo a través de twitter.
Un poco más lejos, al otro lado del charco, en San Francisco, una pequeña Heladería @humphryslocombe con apenas 8 mesas en su interior ya tiene cerca de 300.000 seguidores en Twitter. ¿Cómo?
“Tenemos un producto que cambia diariamente. Nuestros clientes nos solían preguntar, ¿Cómo podemos estar al día de los nuevos sabores de vuestros helados? Twitter fue la respuesta.”