Uno de los objetivos primordiales para cualquier marca dentro de su estrategia, es la de diferenciarse entre sus competidores y ser influyente y relevante ante la audiencia.
Para ello, no sólo se ha de conseguir alcanzar ese punto de influencia donde todos nos escuchen y valoren lo que tengamos que decir; también hay que crearse una buena reputación online y mantenerla, pues será el pilar básico que sustentará esa imagen influyente a lo largo del tiempo.
Así, tenemos que trabajar sobre la imagen y los valores que queremos transmitir como marca, y cuidar sobre todo que la visión que se percibe de nosotros se corresponda con aquello que hemos querido comunicar y mostrar de nosotros mismos. ¿Cómo lo hacemos?
Como ya sabréis el packaging se define como el envase o envoltorio de los productos de una empresa para su comercialización. La función principal del packaging es la guardar el producto para hacerlos atractivos al público, transmitiendo valores de marca y su posicionamiento dentro de un mercado.
A la hora de diseñar un envase, hay que tener en cuenta a qué público va dirigido, las tendencias del mercado, el material que se va a utilizar, etc. Y siempre hay que tener en cuenta que, el objetivo final, es destacar el producto entre los otros que están en el mercado.