Para captar la atención de los consumidores y conseguir mantenerlos, los mensajes publicitarios han de ser más imaginativos, más divertidos y más gratificantes a los consumidores. Recordemos que los clientes son dueños del mando a distancia, y nuestro anuncio debe captar su atención para que no cambie.
Romper con las reglas, renovación, provocación, …
Algunas veces, las empresas emiten a propósito anuncios que saben van a crear polémica para así sobresalir de los anuncios y conseguir captar la atención de los consumidores.
Ejemplos en la vida empresarial de usar publicidad transgresora tenemos muchos, como D&G y Benetton; ambas rivalizan a ver quién hace la publicidad más polémica.
¿Hace falta provocar para vender?
La consultora de medios Initiative ha realizado un estudio donde se analiza la relación entre inversión publicitaria y notoriedad. D&G con sus anuncios ha incrementado su notoriedad, su recuerdo de marca, en un 225%, sobre todo en jóvenes menores de 30 años.
¿Eso buscaba D&G?; con toda la polémica que provocó, especialmente tras las denuncias del instituto de la Mujer, el anuncio impactó en muchísima gente, ¿quizás el interés de la propia marca?
Sólo una minoría de los anunciantes se atreven con propuestas transgresoras en su publicidad.
Los anunciantes no sólo pagan las transgresiones con dinero, sino también con reputación, argumentan los que están en contra de estas campañas publicitarias. ¿Cuál es el coste que estas empresas deben asumir en cuanto a su imagen?; ¿les interesa asumir esa pérdida de imagen?
Ética, responsabilidad social de la empresa en la publicidad…, llevan a la siguiente pregunta respecto a la publicidad:
¿Autorregulación o censura?